jueves, 7 de diciembre de 2017

CONCLUSIONES

Actualmente, los usos de la radiación ionizante son cada vez más frecuentes. Aunque a pesar de esta cotidianeidad es sabido por todos que, a lo largo de la historia, el manejo inapropiado de la radiación ionizante ha desatado accidentes de consecuencias serias y espectaculares. Si a esto le sumamos que es de conocimiento público que las radiaciones pueden tener efectos a largo plazo, frecuentemente se desatan temores irracionales y al rechazo de su empleo. Por otra parte, como las radiaciones no se ven ni se sienten, se han dado casos en que el usuario cae en actitudes necias de “invulnerabilidad”. Ambos extremos son igualmente nocivos.

  La radiación, sus características y sus efectos principales en los humanos son bien conocidos. Por lo tanto, debe ser posible convivir con ella con la máxima seguridad. Para ello existen normas a nivel nacional e internacional para regular su uso.

  Educar, difundir e informar con veracidad a todos los usuarios, trabajadores y público en general es el medio más efectivo para reducir riesgos y evitar exposiciones innecesarias.


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